Foto: Michal Mackü |
Ya ni recuerdo cuánto tiempo hacía que no
os proponía una de esas ideas que alguna mente bien pensante escribió y que la
fortuna caprichosa ha mantenido viva a lo largo de los años (o siglos, poco
importa) para que reflexionemos sobre lo que parece ser el hombre y su circunstancia.
Sana gimnasia mental me parece esta así que recupero aquella vieja etiqueta del
blog, “para pensar”.
Escribió Rousseau: “El hombre ha nacido
libre y, sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado” (El
contrato social).
¿Era el hombre al nacer un ser libre e
independiente, sin ataduras sociales, sin “normas” y ha sido al desarrollar sus
habilidades en eso que llamamos progreso donde se ha encadenado a su propio
egoísmo, al deseo nunca satisfecho de poseer más, de dominar al otro?
¿Tal vez ese concepto de libertad inicial
nunca ha existido ni existirá porque el hombre siempre será esclavo de sí
mismo, de los demás?
¿Llegará el ser humano a autodestruirse en
este proceso de degeneración que parece imparable?
Y si lo sabemos ¿por qué no aplicar los
medios a nuestro alcance para paliar tanta injusticia y abuso social? ¿No es la
Educación lo que puede hacer que el hombre consiga liberarse?
Llegados a este punto pienso en la Paideia de
Jaeger o lo que es lo mismo en los ideales de la cultura griega que se basa en
la formación del ciudadano para comprometerse, reflexionar, responsabilizarse,
entender que las leyes son necesarias pero cuestionables. Formar ciudadanos que
no seamos "sujetos pasivos" sino que dialoguemos, que nos
impliquemos, que decidamos sobre la construcción de la sociedad que queremos.
¿Si volvemos a nuestras raíces, a esa
original creación de los griegos como fue la democracia y nos instruimos como
ellos a través de la Tragedia nos convertiremos en personas más libres pero
exigentes? ¿Será por eso que quienes nos gobiernan intentan eliminar esa
enseñanza por miedo a que nos haga caer en cuenta de lo que
verdaderamente está pasando y nos convirtamos en ciudadanos molestos,
insumisos, exigentes y por ello menos manejables?
¿Nos manipulan haciéndonos creer que
debemos sin más acatar y obedecer las reglas, atándonos
a un consumismo que está convirtiendo esta época en pura “vaciedad”
e “insignificancia” como diría Castoríadis?
Finalmente, ¿no somos cada uno de nosotros
culpables de permitir que nuestra libertad muera bajo esas cadenas que no vemos
pero que de forma tan sutil nos esclavizan?
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