Q. HORATII FLACCI CARMINVM LIBER PRIMVS
VII
Oda dedicada a Planco (cónsul en el
42 a.C.) en la que Horacio recordando la belleza de algunas ciudades griegas afirma que para
él nada se puede comparar a la extraordinaria belleza de los paisajes romanos.
Además insiste en la idea del "carpe diem"; aconseja a Planco disfrutar de la vida y gozar de sus posesiones en
Tíbur.
Laudabunt alii claram Rhodon aut Mytilenen
aut Ephesum bimarisue Corinthi
moenia uel Baccho Thebas uel Apolline Delphos
insignis aut Thessala Tempe;
sunt quibus unum opus est intactae Palladis
urbem 5
carmine perpetuo celebrare et
undique decerptam fronti praeponere oliuam;
plurimus in Iunonis honorem
aptum dicet equis Argos ditesque Mycenas:
me nec tam patiens
Lacedaemon 10
nec tam Larisae percussit campus opimae
quam domus Albuneae resonantis
et praeceps Anio ac Tiburni lucus et uda
mobilibus pomaria riuis.
Albus ut obscuro deterget nubila
caelo 15
saepe Notus neque parturit imbris
perpetuo, sic tu sapiens finire memento
tristitiam uitaeque labores
molli, Plance, mero, seu te fulgentia signis
castra tenent seu densa
tenebit 20
Tiburis umbra tui. Teucer Salamina patremque
cum fugeret, tamen uda Lyaeo
tempora populea fertur uinxisse corona,
sic tristis affatus amicos:
'Quo nos cumque feret melior fortuna
parente, 25
ibimus, o socii comitesque.
Nil desperandum Teucro duce et auspice Teucro:
certus enim promisit Apollo
ambiguam tellure noua Salamina futuram.
O fortes peioraque passi
mecum saepe uiri, nunc uino pellite
curas; 30
cras ingens iterabimus aequor.'
Unos alabarán la luminosa Rodas, o
Mitilene, o Éfeso,
o las murallas de Corinto, bañadas
por dos mares,
o la Tebas de Baco, o Delfos, famosa
por Apolo,
o Tempe, en Tesalia.
Hay otros para quienes su única meta
es celebrar con sus cantos,
perpetuamente, la ciudad de la
virgen Atenea
y ceñir su frente con la corona de olivo,
obtenida como sea.
Muchos ensalzarán, en honor de Juno,
a Argos, fértil para los caballos, y
a la opulenta Micenas.
Pero a mí, ni la muy sufrida Lacedemonia
ni los prados de la ubérrima Larisa
me han emocionado tanto
como el país de la cantarina
Albunea,
y el tortuoso Anio, y el bosque
sagrado de Tiburno,
y los huertos bañados por raudos
arroyos.
Así como el favorable Noto barre a
menudo las nubes
del oscuro cielo y no produce
lluvias duraderas,
así tú, sabio Planco, no olvides
alejar
la tristeza y los sinsabores de la
vida con dulce vino,
ora te retenga el campamento
rutilante con sus enseñas,
ora la frondosidad umbrosa de tu
Tíbur.
Cuando Teucro huía de Salamina y de
su padre,
se dice que ciñó sus sienes húmedas
de vino con una corona de álamo,
y habló así a sus afligidos amigos:
¡amigos y compañeros!
dondequiera nos lleve la Fortuna,
más clemente que mi padre, iremos.
No hay que desesperar siendo Teucro
vuestro jefe y vuestro guía,
pues Apolo, infalible para Teucro,
me prometió
que existiría en una nueva tierra
otra diferente Salamina.
¡Bravo, guerreros que con frecuencia
habéis soportado conmigo peores trances!
desechad ahora con vino vuestras
penas;
mañana surcaremos de nuevo el
anchuroso mar.