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©Amelia G. Suárez
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Se han terminado las clases,
los pasillos guardan silencio, todo está tranquilo, tiempo de hasta pronto y
pasa unas buenas vacaciones, de la llamada que ha quedado pendiente (que sí, no
se te olvide!!). Este curso por diferentes motivos ha sido especial y muy positivo para mí, lo recordaré con inmenso cariño.
Ahora es tiempo de disfrutar el verano con todo su esplendor, su magia, los distendidos paseos matutinos a la orilla del mar, los
niños que aún continúan haciendo castillos en la arena, la comida bulliciosa
con la familia, la siesta bajo una buena
sombra, el vino vespertino con los amigos algunos que no veías desde el verano
pasado.
Es tiempo para dedicarse no solo a los demás sino también a uno mismo, aquel libro que las ocupaciones te impidieron
leer y ¡qué ganas le tienes!, revivir la
nostalgia de las viejas y añoradas sesiones del cine de verano, las escapadas
nocturnas para escuchar algo de jazz y comprobar con satisfacción que seguimos
llenando las calles de madrugada, que a pesar de todo no han conseguido
quitarnos las ganas de vivir, de seguir conociendo y aprendiendo, de disfrutar
esta maravillosa aventura que es la vida. Es el verano, tiempo para permitirnos ser
felices.
Mis fotos, momentos y lugares para el recuerdo…