Finaliza septiembre regalándonos la delicada melancolía de sus
atardeceres y Navegando guiada cálidamente por el hijo de Astreo y Eos dirige su nave hasta una costa llena de
poesía. Noto con su soplo ha trazado nuestro rumbo, ya hemos llegado a
nuestro destino donde nos esperan los versos del inmortal poeta granadino
Federico García Lorca.
Nuestra mirada se detiene en Canción
otoñal uno de los poemas incluidos en el Libro
de poemas (1921) de Federico en el que se recopilan diferentes composiciones
escritas por el poeta entre 1918 y 1920 cuando apenas tenía veinte años y en
las que destaca un profundo aire de melancolía. En el prólogo del Libro de los poemas, que él denomina “palabras de
justificación” escribe: “Ofrezco en este
libro, todo ardor juvenil y tortura, y ambición sin medida, la imagen exacta de
mis días de adolescencia y juventud, esos días que enlazan el instante de hoy
con mi misma infancia reciente. En estas páginas desordenadas va el reflejo
fiel de mi corazón y de mi espíritu, teñido del matiz que le prestara, al
poseerlo, la vida palpitante en torno recién nacida para mi mirada.”
Canción otoñal es como tantos poemas de Lorca un espacio
personal lleno de vida, de emociones y pensamientos donde el poeta utiliza
continuas interrogaciones que nos abren la puerta a una reflexión sobre el
sentido de la existencia.
En esta ocasión además del texto original castellano os transcribo su
traducción al italiano.
Gracias Ricardo por compartirla.
CANCIÓN OTOÑAL
(Granada,
noviembre de 1918)
Hoy siento en el
corazón
un vago temblor de
estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la
niebla.
La luz me troncha las
alas
y el dolor de mi
tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la
idea.
Todas las rosas son
blancas,
tan blancas como mi
pena,
y no son las rosas
blancas,
que ha nevado sobre
ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma
nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y
escenas
que se hundieron en la
sombra
o en la luz del que las
piensa.
La nieve cae de las
rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con
ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos
lleva?
¿O después habrá otra
nieve
y otras rosas más
perfectas?
¿Será la paz con
nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del
problema?
¿Y si el amor nos
engaña?
¿Quién la vida nos
alienta
si el crepúsculo nos
hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no
exista,
y del Mal que late
cerca?
¿Si la esperanza se
apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la
Tierra?
¿Si el azul es un
ensueño,
qué será de la
inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene
flechas?
¿Y si la muerte es la
muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las
recuerda?
¡Oh sol de las
esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna
nueva!
¡Corazones de los
niños!
¡Almas rudas de las
piedras!
Hoy siento en el
corazón
un vago temblor de
estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi
pena.
CANZONE D'AUTUNNO
Oggi
sento nel cuore
un
vago tremore di stelle,
ma il
mio sentiero si perde
nell'anima
della nebbia.
La
luce mi spezza le ali
e il
dolore della mia tristezza
bagna
i ricordi
alla
fonte dell'idea.
Tutte
le rose sono bianche,
bianche
come la mia pena,
e non
sono le rose bianche,
perché
ci ha nevicato sopra.
Prima
ci fu l'arcobaleno.
Nevica
anche sulla mia anima.
La
neve dell'anima ha
fiocchi
di baci e di scene
che
sono affondate nell'ombra
o
nella luce di chi le pensa.
La
neve cade dalle rose,
ma
quella dell'anima resta
e
l'artiglio degli anni
ne fa
un sudario.
Si
scioglierà la neve
quando
moriremo?
O ci
sarà altra neve
e
altre rose piú perfette?
Scenderà
la pace su di noi
come
c'insegna Cristo?
O non
sarà mai possibile
la
soluzione del problema?
E se
l'amore c'inganna?
Chi
animerà la nostra vita
se il
crepuscolo ci sprofonda
nella
vera scienza
del
Bene che forse non esiste
e del
Male che batte vicino?
Se la
speranza si spegne
e
ricomincia Babele
che
torcia illuminerà
le
strade della Terra?
Se
l'azzurro è un sogno,
che ne
sarà dell'innocenza?
Che ne
sarà del cuore
se
l'Amore non ha frecce?
Se la
morte è la morte,
che ne
sarà dei poeti
e
delle cose addormentate
che
piú nessuno ricorda?
O sole
della speranza!
Acqua
chiara! Luna nuova!
Cuori
dei bambini!
Anime
rudi delle pietre!
Oggi
sento nel cuore
un
vago tremore di stelle
e
tutte le rose sono
bianche
come la mia pena.