Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


jueves, 2 de mayo de 2013

Fray Luis de León: Descanso después de la tempestad





Jean Pillement, Náufragos llegando a la costa




















DESCANSO DESPUÉS DE LA TEMPESTAD
          de Fray Luis de León


    ¡Oh ya seguro puerto
de mi tan luengo error! ¡Oh deseado
para reparo cierto
del grave mal pasado,
reposo dulce, alegre, descansado!
    Techo pajizo, adonde
jamás hizo morada el enemigo
cuidado, ni se asconde
envidia en rostro amigo,
ni voz perjura, ni mortal testigo.
    Sierra, que vas al cielo,
altísima, y que gozas del sosiego
que no conoce el suelo,
adonde el vulgo ciego
ama el morir ardiendo en vivo fuego;
    recíbeme en tu cumbre,
recíbeme, que huyo perseguido
la errada muchedumbre,
el trabajo perdido,
la falsa paz, el mal no merecido;
    y do está más sereno
el aire me coloca, mientras curo
los daños del veneno
que bebí mal seguro,
mientras el mancillado pecho apuro;
    mientras que poco a poco
borro de la memoria cuanto impreso
dejó allí el vivir loco,
por todo su proceso
vario entre gozo vano y caso avieso.
    En ti, casi desnudo
deste corporal velo, y de la asida
costumbre roto el ñudo,
traspasaré la vida
en gozo, en paz, en luz no corrompida;
    De ti, en el mar sujeto,
con lástima, los ojos inclinando,
contemplaré el aprieto
del miserable bando,
que las saladas ondas va cortando,
    El uno, que surgía
alegre ya en el puerto, salteado
de bravo soplo, guía,
en alta mar lanzado,
apenas el navío desarmado.
    El otro, en la encubierta
peña rompe la nave, que al momento
el hondo pide abierta;
al otro calma el viento;
otro en las bajas sirtes hace asiento;
    a otros roba el claro
día, y el corazón el aguacero;
[y] ofrecen al avaro
Neptuno su dinero;
otro, nadando, huye el morir fiero.
    Esfuerza, opone el pecho;
mas ¿cómo será parte un afligido
que va, el leño deshecho,
de flaca tabla asido,
contra un abismo inmenso embravecido?
    ¡Ay, otra vez y ciento
otras seguro puerto deseado!
No me falte tu asiento,
y falte cuanto amado,
cuanto del ciego error es cudiciado.


Esta oda ha sido considerada una de las mejores de Fray Luis. En una primera lectura vemos que el poeta comienza expresando abiertamente su contento por encontrarse a salvo después del error cometido, para algunos en clara alusión a su estancia en la cárcel (recordemos fue acusado por la Inquisición de traducir el Cantar de los Cantares otorgando más autoridad al texto hebreo que al de la Vulgata, privilegiado por la Contrarreforma, sin olvidar que en aquel momento estaban prohibidas las traducciones; en el mismo proceso inquisitorial se le reprochó no tener "limpieza de sangre" por su origen judío).

Sigue el poeta con una serie de metáforas cuyas connotaciones  son claramente positivas. “Techo pajizo” en principio parece describir la pobreza, considerada desde un prisma ascético-místico no tanto como el no tener bienes sino el no estar subyugado a ellos. También el término “sierra” en clara oposición a “puerto” tiene un tono claramente positivo, “sierra altísima”, “lleva al cielo”, “goza de sosiego”, “no hay suelo”. Incluso el poeta va más allá suplicando a la “sierra” con el imperativo “recíbeme” repetido en dos ocasiones; al mismo tiempo la cumbre actúa como lugar de refugio en clara analogía con el  “puerto”.

Durante la peregrinación “que huyo perseguido” el poeta se mancilló el pecho, el vivir loco quedó impreso en su mente, bebió mal seguro (v.25-30), se refiere de nuevo a los códigos ascético-místicos, la llamada vía purgativa que libera el  alma de los sentidos pues está encarcelada en el cuerpo; apreciamos clara influencia del platonismo en esa dicotomía alma/cuerpo. Así entendemos cómo el alma desprovista del velo corporal puede entrar en la luz que el poeta llama “no corrompida” (30-35). Una vez situada en esa cumbre el alma tiene un doble proceso que es la visio ad intra (“Éxtasis") y la visio ad extra (“De ti”, 36).

Desde la referida cumbre el poeta aspira a contemplar las azarosas existencias ajenas utilizando la metáfora de la navegación, “el mar sujeto” (como diría Lapesa “sujeto” aquí se utiliza con el significado “furioso”), sería pues “el mar furioso” donde navega el bando miserable (los navegantes) con desigual fortuna. Esta imagen de la vida como una navegación no era original del poeta puesto que ya en la Biblia nos encontramos pasajes donde se utiliza . Sin olvidar los códigos clásicos donde la navegación se utilizó como forma de expresar la actividad del hombre. Pero la ecuación vida=navegación es tan solo una base, su vértice dramático es el naufragio.

En vv. 53-54 encontramos otra explícita alusión mitológica “avaro Neptuno”, no podemos obviar que la cultura clásica grecorromana tiene una clara influencia en la poesía de Fray Luis lo que en parte le confiere un tono un tanto elitista.
La última estrofa comprende los mismos elementos funcionales que la primera, si bien hay algo que no permite llegar al “puerto” y es el “ciego error”. ¿Qué sentido daremos a este término “error”? Parece evidente que se refiere a la vida terrenal, lo que conlleva el placer de los sentidos.

Concluyo este breve comentario con una pregunta, una duda ¿es Fray Luis ascético o místico? ¿Qué diferencia hay entre su obra poética y la de San Juan? De forma un tanto simple diremos que en San Juan hay una poetización del éxtasis de la unión con Dios y en cambio en la poesía de Fray Luis nunca llega a consolidarse el puerto ni el camino hacia Dios, lo que nos deja una especie de frustración mística. Como apuntó Ricardo Sanabre la poesía de Fray Luis es a menudo la expresión de un doloroso forcejeo con las propias ataduras personales e intelectivas que impiden el vuelo místico. 



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