Achille Bocchi es un humanista italiano nacido en 1488
que nos ha legado una obra muy importante en el campo de la emblemática, su Symbolicarum quaestionum de universo genere quas serio ludebat libri quinque, publicada en 1555.
El
autor boloñés sigue en esta obra el camino de la tradición emblemática
renacentista iniciado por Alciato en su Emblematum
liber publicado en 1531.
Precisamente es Alciato el que utiliza en su libro por primera vez el término emblema con
el sentido que le damos hoy.
Para entender lo que es un emblema acudimos al obispo
Paolo Aresi que en su libro Imprese sacre
lo definió así: “es una composición
de una figura y lema que además de tener un significado literal, se destina a
representar metafóricamente un concepto nuestro particular.” En ocasiones con una enseñanza claramente moralizante y en otras con un
deseo de hacernos llegar a una meditación profunda a través de la cual podamos alcanzar
la realidad que simboliza.
Especialmente
entre los siglos XVI y XVIII fueron muchos los autores que utilizaron estas
composiciones para transmitir conceptos difíciles de exponer. No podemos obviar
que el texto epigramático unido al grabado otorgaba a la composición un claro
efecto de inmediatez e impacto visual.
Bocchi en sus Symbolicae Quaestiones reúne 151 emblemas distribuidos en cinco libros, difíciles de clasificar
por la diferente temática que encierran, desde ideas referidas a la virtud, el
cosmos, la ciudad, el alma… hasta divinidades como Mercurio, Atenea, Eros, etc.
sin olvidarnos de la presencia de personajes históricos como es el caso entre
otros de Alejandro Magno. En cuanto a su
estructura el esquema siempre es el mismo una imagen a la que acompaña un texto,
en algunas ocasiones en la parte superior del dibujo y del epigrama aparece un
título que generalmente es un aforismo o lema referido a la idea expuesta (de
forma más o menos velada); también en algunos de estos símbolos encontramos
dedicatorias.
En este emblema LV bajo el
aforismo Fortis, Modestus, et Potens
aparece Hércules desnudo en cuyas manos lleva la clava, la piel de león y las
manzanas de oro. El epigrama revela que el dragón al que despojó de las
manzanas doradas simboliza la pasión derrotada. La piel del león es símbolo de
fuerza mientras la clava representa el sígno de quien ha vencido y dominado las
pasiones.
Si nos fijamos en la doble página vemos que Bocchi utiliza la abreviatura
Symb. correspondiente a la palabra Symbolum en vez del término emblema no obstante es una
simple cuestión de nomenclaturas pues entiende que los símbolos son signos que tras su aparente
diseño se relacionan con una enseñanza oculta cuya comprensión solo está al
alcance de personas sabias y reflexivas. Son por lo tanto un medio de
meditación para alcanzar las verdades de la vida.
Por
último señalar que los grabados fueron realizados por Giulio Bonasone.
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