Supongo que en ocasiones hay historias que nos llegan de forma especial porque nos identificamos de alguna manera con ellas. Esto es lo que me ha pasado al ver este corto, Padre e Hija, dirigido por el holandés Michael Dudok de Wit.
Con
templada sobriedad el director convierte esta
película de nueve minutos en toda una metáfora visual sobre el amor, el recuerdo, la esperanza de una hija en
volver a ver a su padre del que inesperadamente debió separarse siendo apenas
una niña.
Después
de ver el corto me quedo con la certeza de que el mundo gira como la rueda de
una bicicleta, que todo parece ser efímero, sujeto al tiempo y las circunstancias
pero hay algo que siempre permanece incluso por encima de la vida y la muerte,
el amor (con mayúsculas, el de verdad).
Por
cierto, la música es estupenda.
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