Marco Denevi (1922-1998).
Escritor argentino. Original, inteligente, irónico, un maestro indiscutible del micro-relato. Denevi recrea el mito clásico de una forma muy personal, novedosa, sorprendente. Veamos algún ejemplo de estos textos breves.
En Traducción femenina de Homero son Penélope y Andrómaca (esposas a la sombra de los héroes Ulises y Héctor en la Odisea y la Iliada) quienes se convierten en protagonistas. Denevi interpreta el mito de una forma diferente pero intensa.
Alix von Pierre-Michel, Andrómaca
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Traducción femenina de Homero
Toda la Odisea, con sus viajes, sus naufragios, sus sirenas, sus hierbas mágicas, sus animales míticos, sus palacios misteriosos, sus aventuras y sus desastres es, para Penélope, una inútil y tediosa demora en sus amores con Ulises. Mientras tanto Andrómaca refunfuña: “Que el viejo Homero cuente la historia a su manera. Yo daré mi versión. Yo que la he vivido. Yo, una pobre mujer desdichada. Primero, recuerdo, fue la prohibición de salir de la ciudad. Después tuve que pulir escudos, coser sandalias, fabricar flechas hasta que las manos se me llagaron. Después vendar heridas que sangraban y supuraban y enterrar a los muertos. Después escasearon los víveres y nos alimentábamos de ratas y raíces. Después perdí a mi marido y a mis hijos. Después el ejército invadió la ciudad y abusó de mí y de mis hijas. Por fin el vencedor me hizo su esclava.
En Silencio de sirenas cambia la perspectiva y en clave de humor Denevi revisa el famoso episodio de la Odisea en el que Ulises y sus compañeros de viaje se encuentran con las ninfas del mar.
Sin duda no hay peor insulto que el silencio de las sirenas.
Silencio de sirenas
Cuando las Sirenas vieron pasar el barco de Ulises y advirtieron que aquellos hombres se habían taponado las orejas para no oírlas cantar (¡a ellas, las mujeres más hermosas y seductoras!) sonrieron desdeñosamente y se dijeron: ¿Qué clase de hombres son éstos que resisten voluntariamente a las Sirenas? Permanecieron, pues, calladas, y los dejaron ir en medio de un silencio que era el peor de los insultos.
En El trabajo nº 13 de Hércules el escritor argentino revive el mito griego de Heracles (el Hércules de los romanos). Al ciclo de los Doce Trabajos del conocido héroe le añade uno más, singular y con una buena dosis de humor.
Emmanuel Benner
Hércules entre la virtud y el vicio |
El trabajo nº 13 de Hércules
Según el apócrifo Apolodoro de la Biblioteca:
– Hércules se hospedó durante cincuenta días en casa de un tal Tespio, quien era padre de cincuenta hijas a todas las cuales, una por una, fue poniendo en el lecho del héroe porque quería que este le diese nietos que heredasen su fuerza. Hércules, creyendo que eran siempre la misma, las amó a todas.
El pormenor que Apolodoro ignora o pasa por alto es que las cincuenta hijas de Tespio eran vírgenes. Hércules, corto de entendederas como todos los forzudos, siempre creyó que el más arduo de sus trabajos había sido desflorar a la única hija de Tespio.
Para finalizar os dejo otro micro-relato, todo un ejemplo de brillantez verbal construida en apenas diecinueve palabras. Por cierto el “Veritas odium parit” (la verdad genera odio) ¿a quién os recuerda? Claro, a ¡Terencio!; en su Andria lo encontraréis.
Veritas odium parit
–Traedme el caballo más veloz –pidió el hombre honrado–. Acabo de decirle la verdad al rey.
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