Fotografía: Alfredo Valdés
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Primavera
Abril,
sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.
Eres
la primavera verdadera:
rosa de los caminos interiores
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.
¡Qué
paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!
Mi
corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa
tu luz se dormirá sobre mi frente...
Amor
No,
no has muerto, no.
Renaces,
con
las rosas en cada primavera.
Como
la vida, tienes
tus
hojas secas; tienes tu nieve, como
la
vida...
Mas
tu tierra,
amor,
está sembrada
de
profundas promesas,
que
han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
¡En
vano es que no quieras!
La
brisa dulce torna, un día, al alma;
una
noche de estrellas,
bajas,
amor, a los sentidos,
casto
como la vez primera.
¡Pues
eres puro, eres
eterno!
A tu presencia,
vuelven
por el azul, en blanco bando,
blancas
palomas que creíamos muertas...
Abres
la sola flor con nuevas hojas...
Doras
la inmortal luz con lenguas nuevas...
¡Eres
eterno, amor,
como
la primavera!
Juan Ramón Jiménez
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