¡Qué deprisa ha pasado este fin de semana! Aun así reconozco que me gustan mucho los lunes a pesar de que nuevamente toca larga y madrugadora sesión de coche
y carretera. Me lo tomo con humor (del bueno, se entiende) por eso he pensado
compartir con vosotros la explicación del origen etimológico de la palabra “Anfitrión”
(mensaje para l@s argonaut@s: yo he cumplido,
ahora ya sabéis a lo que os comprometisteis… Ergo, Plautum habemus!, jajaja
En la
mitología griega, Anfitrión era el marido de Alcmena, madre de Hércules. Mientras
Anfitrión estaba en la guerra de Tebas, Zeus tomó su forma para acostarse con
Alcmena, y Hermes tomó la forma de su esclavo y doble para montar guardia en el
portón.
Con el
embarazo de Alcmena se armó un gran revuelo porque evidentemente Anfitrión dudó
de la fidelidad de su esposa.
Al final todo
fue aclarado por Zeus y Anfitrión se puso contento por ser el marido de una
mujer elegida por uno de los dioses.
De aquella
noche de amor nació el semidiós Hércules.
A partir de
allí, el término anfitrión pasó a
tener el sentido de:
"aquel
que recibe en su casa".
Por lo tanto,
Anfitrión es sinónimo de…
RESUMIENDO:
CUANDO ALGUIEN
TE DIGA QUE ERES UN BUEN ANFITRIÓN, ¡ESTATE ATENTO!
y …. Mándalo a
la merde!!!
Demasiada cultura….
no es buena, jajaja!!!
Por cierto, a vuestro texto sobre los inconvenientes
de poseer demasiada cultura os respondo desde aquí con unos versillos de Nicolás Fernández de Moratín (s.
XVIII, aclaro por si fuese necesario, jeje!) donde reflexiona sobre una
cuestión de suma importancia, el saber
sin estudiar.
SABER SIN ESTUDIAR
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho.”
Καλή εβδομάδα σε όλους!!!