© Héctor Rondón Lovera
(1933-1984)
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Desde que he creado mi cuenta en Tumblr he tenido la oportunidad de conocer y el placer de admirar numerosas obras de Arte donde artistas de épocas y estilos muy diferentes expresan sus ideas, su concepto de la vida, su forma de ver y entender algo de este complejo universo que somos todos y cada uno de nosotros. Hoy me ha impactado una fotografía realizada por Héctor Rondón Lovera en Puerto Cabello (Venezuela) allá por el año 1962 donde vemos a un soldado agonizante abrazando a un sacerdote que intenta levantarle del suelo. La foto es muy dura, pero extraordinaria. Retrata la fragilidad de la vida, el rechazo a la violencia y especialmente el valor del capellán Luis Padillo que en medio de una lluvia de balas no se esconde ni mira para otro lado sino que acude a socorrer a los heridos en el levantamiento militar de la Base Naval de Puerto Cabello. Esto me ha hecho pensar en todos aquellos que se dedican a ayudar a los demás de forma totalmente altruista y desinteresada, un modo de entender la vida que hace recobrar la confianza en nosotros mismos, difícil asunto en estos tiempos donde triunfa el egoísmo y el todo vale.
No quiero olvidarme del mérito del fotógrafo por estar en el
momento y el lugar, por arriesgar su vida para tomar la serie de fotos que retratan la
historia de El Porteñazo. Por este trabajo el venezolano no solo obtuvo en 1962 el World Press a la mejor foto del año sino que fue el primer latinoamericano
en ganar el prestigioso premio Pulitzer en 1963.
Héctor Rondón Lovera es ya historia de
la fotografía.
La imagen me hizo recordar unos versos de Borges “Detrás
de los mitos y las máscaras, el alma, que está sola”.
Imágenes de la Insurrección Puerto Cabello.
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