Fotografías: Amelia G. Suárez
LA HORA DE TINIEBLAS
Cogitavi dies antiquos;
et annos aeternos in mente habui.
Et meditatus sum nocte cum corde meo, et exercitabar,
et scopebam spiritum meum.
¿Numquid in aeternum projuciet deus ;
aut non apponet ut complacitior sit adhuc ?
( Pensé en los días antiguos, y tuve en mi espíritu
los años eternos. De noche medité en mi corazón: me
ejercitaba y purificaba mi espíritu. ¿Por ventura de-
sechará Dios para siempre o no volverá a ser benévolo ?)
¿por qué, si puede Dios, no satisface a la hambre
cruel que nos devora ?
CARVAJAL - SALMO
I
¡Oh, qué misterio espantoso
es este de la existencia!
¡Revélame algo, conciencia!
¡Háblame, Dios poderoso!
Hay no sé qué pavoroso
en el ser de nuestro ser.
¿Por qué vine yo a nacer?
¿Quién a padecer me obligue?
¿Quién dio esa ley enemiga
de ser para padecer?
II
Si en la nada estaba yo
¿por qué salí de la nada
a execrar la hora menguada
en que mi vida empezó?
Y una vez que se cumplió
ese prodigio funesto,
¿por qué el mismo que lo ha impuesto
de él no me viene a librar?
¿Y he de tener que cargar
un bien contra el cual protesto?
III
¡Alma! Si vienes del Cielo,
si allá viviste otra vida
si eres imagen cumplida
del Soberano Modelo
¿cómo has perdido en el suelo
la fe de tu original?
¿Cómo en tu lengua inmortal
no explicas al hombre rudo
este fatídico nudo,
entre un Dios y un animal?
IV
O si es que antes no exististe,
y al abrir del mundo al sol
tú, divino girasol
gemela del polvo fuiste,
¿qué crimen obrar pudiste?
¿Dó, contra quién, cómo y cuándo,
que estuviese a Dios clamando
que al hondo valle en que estás
surgieses tú, nada más
que para expiarlo llorando?
V
Pues cuanto ha sido y será
de Dios reside en la mente,
tanto infortunio presente
¿no lo completaba ya?
Y ¿por qué, si en Él está
del bien la fuente suprema,
lanzó esa voz o anatema
que hizo súbito existir
un mundo en que oye gemir
y un hombre que de Él blasfema?
VI
¿Cómo de un bien infinito
surge un infinito mal,
de lo justo lo fatal,
de lo sabio lo fortuito?
¿Por qué está de Dios proscrito
el que antes no le ofendió,
y por qué se le formó
para enloquecerlo así
de un alma que dice sí
y un cuerpo que dice no?
VII
¿Por qué estoy en donde estoy
con esta vida que tengo
sin saber de dónde vengo,
sin saber a dónde voy;
miserable como soy,
perdido en la soledad
con traidora libertad
e inteligencia engañosa,
ciego a merced de horrorosa
desatada tempestad?
VIII
Hoja arrancada al azar
de un libro desconocido
ni fin ni empiezo he traído
ni yo lo sé adivinar;
no y tal vez me oyen quejar
remolineando al imperio
del viento; en un cementerio
mañana a podrirme iré,
y entonces me llamaré
lo mismo que hoy: ¡un misterio!
IX
De pronto así cual soñando
en alta mar sorda v fuerte
entre la nada y la muerte
me encuentro a oscuras bogando;
sopla el tiempo, y ando, y ando,
ignoro a dónde y por qué,
y si interrogo a la fe
y a la razón pido ayuda,
una voz me dice “duda”
y otra voz me dice “cree”.
X
Con menos alma, quizás
sólo la segunda oyera,
o con más alma, pudiera
no equivocarme jamás:
entonces creyera más,
o al menos, dudara menos;
pero, a malos como a buenos
plugo al Señor conceder
luz bastante para ver
que estamos de sombras llenos.
...
...
Rafael Pombo Rebolledo
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