Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


lunes, 8 de junio de 2009

LITERATURA LATINA

Una vez analizadas, grosso modo, las generalidades de la Literatura griega veamos ahora algunas de las características de la Literatura Latina. Para comenzar os diré que frente a la uniformidad de distribución de los géneros literarios en Grecia, en la literatura latina nos encontramos con una gran heterogeneidad. ¿Qué quiere decir esta afirmación? pues que mientras en Grecia los grandes escritores lo son de un género literario, en cambio en Roma (si dejamos al lado los cómicos) sus grandes escritores tratan varios temas abarcando campos distintos. Además en Grecia cada época tiene un género más utilizado en cambio en Roma los géneros coexisten a lo largo de la historia.
A la hora de estudiar la literatura latina podemos optar por enfocarla desde una segmentación por periodos (arcaico, clásico y postclásico) o bien desde una división por acontecimientos políticos (República, transición de la República al Imperio, Imperio), o la división que se hacía en Cambridge (República antigua y tardía, Edad de Augusto, el primitivo Principado y el Principado tardío), aunque también se puede considerar su estudio a través de las escuelas o círculos literarios, o como proponía Brunetière por “acontecimientos literarios”(1. Los latinos traducen las obras griegas; 2.Escritores que no se conforman con adaptar; 3.Escritores que compiten e igual superan a los griegos) o bien el criterio más utilizado que es a través de los géneros literarios.
LA TRANSMISIÓN DE LAS OBRAS LATINAS: Respecto a este apartado me gustaría recordar hic et nunc lo que decía el gran filólogo alemán Eduard Norden. Éste sostenía que lo que nos ha quedado de la literatura latina no es más que un montón de ruinas en comparación con la gran extensión de obras existentes, él lo compara con las ruinas que actualmente nos quedan del foro romano si las cotejásemos con el foro en su origen (con el foro de Trajano).
Conocemos aproximadamente ochocientos nombres de escritores latinos, pero cerca de trescientos no nos han dejado ni un solo fragmento; de casi ciento cincuenta tenemos una o más obras completas. Además no nos han llegado las obras de algunos escritores que los antiguos consideraban los más importantes, y así por ejemplo en la comedia figuraba como mejor escritor un tal Cecilio del cual no nos ha llegado ni una sola obra. Tampoco tenemos obras del fundador de la elegía latina que es Cornelio Galo (apenas nos han llegado de él cuatro versos completos y cuatro medios versos). En el caso de otro escritor, Catón, sí tenemos obras suyas pero no las mejores; e incluso de Cicerón que nos ha legado muchas y muy buenas obras, sin embargo no nos ha llegado una de las más aplaudidas de su época, el “Hortensius” que era una obra de filosofía, aspecto por cierto muy poco tratado en Roma y del que tenemos pocas obras.
Sin duda una de las grandes causas de la pérdida de obras es la sustitución de las escritas en papiro por el pergamino (siglo II-IV d.C.) Otro motivo es la dilatada extensión de algunos textos que provocaba que esas obras rápidamente se perdiesen o que sólo nos llegasen extractos de las mismas. No puedo dejar de mencionar la causa política ya que hubo obras censuradas e incluso quemadas en la hoguera (como las del ya mencionado Cornelio Galo mandadas quemar por Augusto). A partir de la época imperial muchos escritores publicaban sus obras “clandestinamente” y esto acarreaba que hubiese pocos ejemplares y que fuese fácil que se perdiesen. Otra causa fueron las invasiones “bárbaras”, lentas y paulatinas pero que aportaban una cultura inferior cuya consecuencia fue la pérdida de escuelas, de bibliotecas ocasionando una degradación de la cultura en general y de la literatura en particular. Y sin duda uno de los factores fundamentales para la transmisión de textos fue el Cristianismo que trajo una cultura nueva, un dogma diferente y revolucionario que chocaba con el culto a Roma y al emperador. En general fue muy benevolente con los textos paganos y así tenemos muchas obras gracias a la transcripción de los monjes cristianos, aunque hay que señalar que los monjes medievales ante la disyuntiva de copiar a un autor pagano o a un Santo Padre, solían inclinarse por el segundo, sin olvidar que la escasez de pergaminos hizo que se raspasen muchos para escribir encima otros textos. De hecho el mejor manuscrito de Plauto es un palimpsesto (manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente).
Otro factor es el snobismo, es decir, las modas del momento. De hecho gracias a la moda del gusto por los arcaicos se conservaron muchos textos y fragmentos de obras apenas conocidas. También la enseñanza en las escuelas condiciona que unos autores se tomen como modelo de estudio (Virgilio, Cicerón…) y en cambio otros se queden en el olvido.
Por supuesto también ha influido en la transmisión de obras el carácter utilitario que a veces se busca en la literatura. El pueblo romano es pragmático, destaca por su inclinación a una expresión clara, concisa y esto explica porqué nos han llegado tantas obras técnicas y prácticas (tratados de veterinaria, de agricultura …)
MANUSCRITOS: En cuanto a los códices más antiguos que nos llegaron destaca un manuscrito del siglo IV a.C. de Virgilio, el Palatinus. Entre el siglo V-VI se descubrió un manuscrito de Terencio, el Bembinus (estuvo en poder de Bernardo Bembo y luego de Pietro Bembo, de ahí su nombre, y se conserva con las correcciones de un tal Joviales).
También del siglo V al VI tenemos un manuscrito llamado Parisinus que pertenece a Tito Livio y en concreto a su obra Ab urbe condita.
Del siglo VI hay también un Parisinus de la obra de Prudencio. Y del siglo IV al V el Palimpsesto ambrosiano A de las obras de Plauto, que tiene doscientas cincuenta y una hojas de diecinueve líneas en cada página.
Del siglo VII al VIII apenas hay manuscritos.
Algunos autores nos han llegado podríamos decir que por azar, como es el caso de Catulo.
CARACTERÍSTICAS: La literatura latina ha sido durante siglos el receptáculo universal ya que toda la cultura occidental ha pasado a través del latín. Podemos afirmar que los romanos no nos han transmitido la literatura de un pueblo sino de un mundo.
Los autores latinos se convierten en nuestros humanistas ya que los humanistas europeos son continuadores fieles de los latinos, y reaparecen con los neoclásicos del siglo XVIII.
La literatura latina es en principio una literatura de imitación, a veces incluso copia y otras veces sólo tienen de original la forma. Debemos recordar que para los antiguos la originalidad no tenía la importancia que luego adquirió con los románticos del siglo XIX. Por eso el hecho de que los contenidos se repitiesen constantemente no desmerecía el valor de las obras. Y así en la lírica lo que importa es la forma ya que los temas son los mismos (desesperación por el abandono del amor…). Desde luego acusar a los autores latinos de no ser originales es un claro error de perspectiva.
Otra característica de la literatura latina es su perpetuidad, es una literatura cuyos autores pertenecen a distintos lugares del Imperio pero que se ha mantenido en todas las épocas en manos de los lectores.
La uniformidad es otro signo de distinción de esta literatura. Todos escriben en latín y se consideraban romanos aunque procediesen de lugares diferentes.
Aunque consideremos la literatura griega como más hermosa, más original que la latina, es justo reconocer que gracias a ésta última se ha ejercido una influencia esencial y determinante en las literaturas occidentales.


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