Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


domingo, 7 de abril de 2013

Abril en París





Fotografía: Alfredo Valdés 




Primavera

Abril, sin tu asistencia clara, fuera

invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.

Eres la primavera verdadera:

rosa de los caminos interiores
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.

¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,

abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!

Mi corazón recogerá tu rosa,

sobre mis ojos se echará tu brisa
tu luz se dormirá sobre mi frente...





Amor

No, no has muerto, no.
Renaces,
con las rosas en cada primavera.
Como la vida, tienes
tus hojas secas; tienes tu nieve, como
la vida...
Mas tu tierra,
amor, está sembrada
de profundas promesas,
que han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
¡En vano es que no quieras!
La brisa dulce torna, un día, al alma;
una noche de estrellas,
bajas, amor, a los sentidos,
casto como la vez primera.
¡Pues eres puro, eres
eterno! A tu presencia,
vuelven por el azul, en blanco bando,
blancas palomas que creíamos muertas...
Abres la sola flor con nuevas hojas...
Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
¡Eres eterno, amor,
como la primavera!

                                         Juan Ramón Jiménez








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