Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


martes, 15 de mayo de 2012

HORACIO



Q. HORATII FLACCI CARMINVM LIBER PRIMVS


VII

Oda dedicada a Planco (cónsul en el 42 a.C.) en la que Horacio recordando la belleza  de algunas ciudades griegas afirma que para él nada se puede comparar a la extraordinaria belleza de los paisajes romanos. Además  insiste en la idea del "carpe diem"; aconseja a Planco disfrutar de la vida y gozar de sus posesiones en Tíbur.


Laudabunt alii claram Rhodon aut Mytilenen
     aut Ephesum bimarisue Corinthi
moenia uel Baccho Thebas uel Apolline Delphos
     insignis aut Thessala Tempe;
sunt quibus unum opus est intactae Palladis urbem               5
     carmine perpetuo celebrare et
undique decerptam fronti praeponere oliuam;
     plurimus in Iunonis honorem
aptum dicet equis Argos ditesque Mycenas:
      me nec tam patiens Lacedaemon               10
nec tam Larisae percussit campus opimae
     quam domus Albuneae resonantis
et praeceps Anio ac Tiburni lucus et uda
     mobilibus pomaria riuis.
Albus ut obscuro deterget nubila caelo               15
     saepe Notus neque parturit imbris
perpetuo, sic tu sapiens finire memento
     tristitiam uitaeque labores
molli, Plance, mero, seu te fulgentia signis
      castra tenent seu densa tenebit               20
Tiburis umbra tui. Teucer Salamina patremque
     cum fugeret, tamen uda Lyaeo
tempora populea fertur uinxisse corona,
     sic tristis affatus amicos:
'Quo nos cumque feret melior fortuna parente,               25
     ibimus, o socii comitesque.
Nil desperandum Teucro duce et auspice Teucro:
     certus enim promisit Apollo
ambiguam tellure noua Salamina futuram.
      O fortes peioraque passi
mecum saepe uiri, nunc uino pellite curas;               30
     cras ingens iterabimus aequor.'



Unos alabarán la luminosa Rodas, o Mitilene, o Éfeso,
o las murallas de Corinto, bañadas por dos mares,
o la Tebas de Baco, o Delfos, famosa por Apolo,
o Tempe, en Tesalia.
Hay otros para quienes su única meta es celebrar con sus cantos,
perpetuamente, la ciudad de la virgen Atenea
y  ceñir su frente con la corona de olivo, obtenida como sea.
Muchos ensalzarán, en honor de Juno,
a Argos, fértil para los caballos, y a la opulenta Micenas.
Pero a mí, ni  la muy sufrida Lacedemonia
ni los prados de la ubérrima Larisa me han emocionado tanto
como el país de la cantarina Albunea,
y el tortuoso Anio, y el bosque sagrado de Tiburno,
y los huertos bañados por raudos arroyos.
Así como el favorable Noto barre a menudo las nubes
del oscuro cielo y no produce lluvias duraderas,
así tú, sabio Planco, no olvides alejar
la tristeza y los sinsabores de la vida con dulce vino,
ora te retenga el campamento rutilante con sus enseñas,
ora la frondosidad umbrosa de tu Tíbur.
Cuando Teucro huía de Salamina y de su padre,
se dice que ciñó sus sienes húmedas de vino con una corona de álamo,
y habló así a sus afligidos amigos:
¡amigos y compañeros!
dondequiera nos lleve la Fortuna, más clemente que mi padre, iremos.
No hay que desesperar siendo Teucro vuestro jefe y vuestro guía,
pues Apolo, infalible para Teucro, me prometió
que existiría en una nueva tierra otra diferente Salamina.
¡Bravo, guerreros que con frecuencia habéis soportado conmigo peores trances!
desechad ahora con vino vuestras penas;
mañana surcaremos de nuevo el anchuroso mar.