Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


jueves, 12 de julio de 2012

La fragua de Vulcano





Autor: Velázquez, Diego Rodríguez de Silva y 

Título: La fragua de Vulcano

Cronología: 1630

Técnica: Óleo

Soporte: Lienzo

Escuela: Española

Tema: Mitología




Nuevamente nos acercamos a la obra de Velázquez. Hoy Navegando detiene su mirada en el lienzo conocido como La fragua de Vulcano.
A menudo comprobamos que las diferentes formas artísticas y culturales que tratamos aquí (literatura, pintura, arquitectura, escultura…) eligen  la mitología como una fuente inagotable, llena de posibilidades a la que se puede acudir para reflejar cualquier  sentimiento o ideal creativo. También Velázquez mantiene una estrecha relación con la mitología pero en él destaca su capacidad de expresar libremente el mito, de mostrar sus propios sentimientos y trasladarlos al lienzo. Es un gran artista que recoge la tradición clásica de Occidente, a la que pertenece, siendo además consciente de que ocupará un lugar propio en la Historia y que su obra no sólo será analizada y admirada por sus contemporáneos sino también por todos los que vendríamos después.
En cuanto a la disposición del  tema mitológico en su creación artística no debemos olvidar que nuestro pintor  estuvo al servicio de Felipe IV y que en ese ambiente cultural cortesano el lenguaje de  la pintura mitológica  era conocido y muy apreciado.

Centrémonos ahora en La fragua de Vulcano. ¿En qué momento de la vida de Velázquez la situamos?  Debemos trasladarnos al verano de 1629 donde un  joven y extraordinario pintor decide emprender viaje al lugar  que le permitiría entrar en contacto directo con las fuentes, Italia. Será su primer viaje,  y le llevará a Génova, Milán, Venecia, Ferrara, Cento finalizando en Roma donde nuestro pintor permanece casi un año. Allí será trascendental la relación que establece con las obras tanto de artistas antiguos como de los que en ese momento trabajaban ya en Roma, Guido Reni, Guernico, Pietro da Cortona, Nicolás Poussin con formas expresivas y temáticas muy diferentes. Sin embargo Velázquez no sigue ninguna de esas diferentes interpretaciones  artísticas sino que consigue transmitir a su lienzo su propio lenguaje creativo, logra que su obra sea original. En la ciudad del Tíber realiza Velázquez La fragua, que supone una clara ruptura respecto a obras anteriores.

Destaca en ella el tratamiento de los desnudos que recuerda claramente la estatuaria grecorromana. Apreciamos una disposición corporal y gestual muy diferente en cada personaje del cuadro pero no por ello pierde fuerza la historia, más bien al contrario, ninguno es ajeno a lo que está sucediendo. La forma en que Velázquez sitúa los personajes en el espacio hace que la composición refleje una narración compacta, unitaria.
También se aprecia una mayor libertad de pincelada y observamos que es el color y no el dibujo quien construye las formas. Por primera vez aparece una capa de preparación realizada con blanco de plomo que aporta claridad y luminosidad a la composición.

¿Qué trasfondo mitológico encontramos en La fragua? Como bien leemos en la inscripción del Museo del Prado: El dios Apolo, coronado de laurel y vestido con túnica anaranjada, entra en la fragua de Vulcano para avisarle del adulterio de su esposa Venus, diosa de la belleza, con Marte, dios de la guerra.

Apolo, dios de la poesía y de la música, conocedor de la verdad representa la superioridad de las Artes frente a la Artesanía, representada en Vulcano, dios romano del fuego y protector de los herreros. Esta obra, ideada totalmente por Velázquez sin mediación de encargo alguno, encierra una alabanza a su profesión de artista elevando la pintura al nivel de la poesía y la música, y distanciándola de la práctica artesana.

Este lienzo fue adquirido por Felipe IV en 1634, citándose en el inventario de 1701 del  Palacio del Buen Retiro, y en los inventarios de 1772 y 1794 del Palacio Real de Madrid. Ingresó en 1819 en el Museo del Prado.