Se terminan las vacaciones y las clases están a punto de comenzar. Un nuevo destino siempre trae algo de nostalgia y de esperanza; nostalgia por las buenas gentes que dejamos de ver, de los lugares por los que hemos pasado y que permanecen en nuestro recuerdo; pero al mismo tiempo renace la ilusión de un nuevo camino, de poder hacer mejor nuestra tarea, de nuevas experiencias que formarán parte de nuestra vida. Por ello tomaré como toda una declaración de intenciones a seguir los versos de Horacio, Carpe diem, quam minimun credula postumo.
Mary Ruefle
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Réplica
Perdiste otra noche
a la mesa con amigos imaginarios
discutiendo cuál es el arreglo
más simple posible de un lirio.
El cielo, también, ...
Hace 14 horas
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