August Strindberg, Packis
i Stranden,1892.
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Frente a la playa desierta,
oyendo caer la lluvia,
es como si hubiera vuelto
a llorar sobre mi tumba.
Baten
las alas (las olas).
Arden sus llamas de espuma.
Aprisionan en sus dedos
la plata que las alumbra.
Todo
está fuera del tiempo.
Pasan las nubes oscuras.
La arena, como una carne
sin tiempo, llora desnuda.
Los
ojos ya no ven: sueñan.
No atinan con lo que buscan.
Las cosas están enfrente,
mas tienen el alma muda.
Se
vertió el vino de ánfora
celeste de la aventura.
Ay alma, por qué volaste
con alas que no eran tuyas.
(José Hierro, Noviembre)
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