Los
Emblemata del italiano Andrea Alciato
(1492-1550) jurista y reconocido
catedrático en la Universidad de Bourges, se editan por primera vez en
Augsburgo en el año 1531, publicándose sucesivas ediciones ya desde el mismo
siglo XVI.
El
milanés centró su trabajo y estudios en el campo de la Jurisprudencia en la que
destacó por utilizar los métodos humanistas en el análisis de los principios del
Derecho, sobresaliendo su obra De Verborum
significatione. Pero no será este campo el que le otorgue su reconocimiento
sino el de la literatura gracias a su obra Emblemata,
en la que utilizando una fórmula novedosa inaugura el género emblemático
que tanta difusión adquirirá entre los siglos XVI-XVIII.
La
obra está formada por una serie de
emblemas que se caracterizan por presentar una misma estructura que consta de
un título, un epigrama y un dibujo (grabado) si bien con el tiempo se le
añadirá un comentario explicativo.
En
este libro de emblemas es notoria la presencia del epigrama griego junto a las
versiones en latín sin olvidar la constante visión simbólica del mito, así encontramos a Mercurio mostrando al caminante
la senda más correcta, a Tántalo hablándonos de la avaricia, a Atenea de la
honestidad…
Que no ha de
herirse a nadie ni de palabra ni de obra; Que
la Fortuna sigue a la Virtud; En qué
me excedo, qué he hecho, qué he omitido; La felicidad efímera; La opulencia del tirano es miseria de los
súbditos; son algunos de los lemas que nos encontramos en la obra de
Alciato. En ella se dice que hay que ser comedidos, respetuosos con los demás, sobrios,
ajenos a murmuraciones y habladurías, etc. Vemos que los vicios y virtudes
presentados a través de lemas y dibujos nos invitan a una seria y profunda reflexión
sobre las verdades de la vida.
Entre
los emblemas de Alciato tal vez uno de los más conocidos sea el de la justa venganza, en el que aparece un
escorpión atacando al ave que lo captura junto con el siguiente comentario: “Quien
preparaba la muerte a otros, perece él mismo y sucumbe a sus propias perfidias”.
El
libro de Alciato es esencial para comprender el Humanismo y su influencia en el
mundo del Arte, como comprobamos por ejemplo en la pintura mitológica española del Siglo de Oro para cuyo estudio es básico. Aspecto este que ya tratamos de forma transversal en Navegando al comentar alguno de los cuadros de tema mitológico de nuestro pintor de cabecera, el gran Velázquez.
Concluyo ya este breve comentario recordando que ayer hablábamos sobre el cuadro de Dalí, La metamorfosis de Narciso. Conocida es la referencia que el pintor español hace de Alciato en su Carta abierta a Salvador Dalí (1966) donde reproduce en su inicio el grabado del emblema 45 del jurista milanés (siguiendo obra lionesa de mediados del siglo XVI); en el mencionado dibujo vemos un jabalí y al fondo un paisaje en ruinas sobre el que se levantan las columnas heráldicas de Carlos V. Este episodio lo recoge muy bien el historiador Santiago Sebastián en su traducción de los Emblemas de Alciato (editado por Akal) donde leemos el comentario que Dalí adjunta al grabado y que dice así: "Sí, sí y sí, para estupor de todos, anuncio que Salvador Dalí, católico, apostólico y romano, ha decidido, cueste lo que cueste, ser el primer supremo puerco que se haga invernar". Genio y figura.
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