sábado, 10 de noviembre de 2012

Dies irae




Foto:  Amelia G. Suárez





Día de la ira, aquel día
Disolverá los siglos en cenizas,
¡Así lo profetizaron David y la Sibila!

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!

¡Cuánto terror habrá en el futuro,
cuando el juez esté por venir,
a juzgar todo severamente!

Quantus tremor est futurus,
quando judex est venturus,
cuncta stricte discussurus!

La trompeta, esparciendo un sonido admirable
por los sepulcros de todos los reinos
reunirá a todos los hombres ante el trono.




Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.


La Muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando resucite la criatura
para responder ante el juez.

Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
judicanti responsura.

Surgirá el libro escrito,
en el que todo se contiene,
con el que se juzgará al mundo.

Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus judicetur.

Así pues, cuando el Juez se siente,
lo oculto se revelará,
y nada habrá sin castigo.

Judex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nil inultum remanebit.

¿Qué diré entonces, pobre de mí?
¿A qué santo rogaré,
cuando ni los justos estén seguros?

Quid sum miser tunc dicturus?
Quem patronum rogaturus,
cum vix justus sit securus?

Rey de tremenda majestad,
que al salvar, lo haces con desinterés,
sálvame, fuente de piedad.

Rex tremendæ majestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.

Recuerda, piadoso Jesús,
que soy la causa de tu calvario,
no me pierdas en este día.

Recordare, Jesu pie,
quod sum causa tuæ viæ;
ne me perdas illa die.

Buscándome, agotado te sentaste,
 me redimiste sufriendo en la cruz,
no sea en vano tanto trabajo.

Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.

Justo Juez de venganza,
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.

Juste Judex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.

Grito, como un reo;
la culpa ruboriza mi rostro,
Perdona a este suplicante, Dios.

Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.

Tú que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
a mí también me diste esperanza.

Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.

No son dignas mis plegarias,
pero tú que eres bueno actúa con bondad
para que no me consuma en el fuego eterno.

Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.

Sitúame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos,
situándome a tu derecha.

Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.

Confundidos los malvados,
arrojados a las temibles llamas,
hazme llamar entre los benditos.

Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.

Te ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón oprimido, casi hecho cenizas,
toma a tu cargo mi destino.

Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.

Lacrimoso día aquel,
en el que resucitará del polvo
el hombre para ser juzgado.
A este así pues perdónalo,  Dios.

Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
judicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.

Piadoso Jesús Señor,
concédeles descanso.  Amén.

Pie Jesu Domine,
dona eis requiem. Amen.




Mozart – Dies irae





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