©Agostino Arrivabene, Odisseo, 2012.
|
Esa
vela que descansa en la luz,
hastiada
de las islas,
una
goleta que surca el Caribe
en
dirección al hogar, podría ser Odiseo,
camino
a casa en el Mar griego;
aquel
ansia de padre y esposo
bajo
las arrugadas uvas agrias, es
como
aquél adultero que escucha el nombre
de Náusica en
el grito de cada gaviota.
Esto
no tranquiliza a nadie. La vieja batalla
entre
la obsesión y la responsabilidad
no
terminará nunca y ha sido la misma
tanto
para el navegante como para el que se
retuerce allá en la orilla sobre
sus sandalias
al encaminar sus pasos hacia el hogar,
desde
que Troya suspiró su última llama,
y
la roca del gigante ciego sacó la batea
de
cuyo pozo surgen los grandes hexámetros
que
terminan en marejadas exhaustas.
Los
clásicos pueden consolar. Mas no lo suficiente.
(Traducción
de Véronica Zondek)
En
el siguiente enlace encontraréis una entrevista con Derek Walcott; de hace ya
un tiempo pero interesante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario