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Scott Eaton, Prometheus
Bound, 2006
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Sabemos
que Zenón de Citio (335-263 a.C.), fue el fundador de la escuela estoica, uno
de los pensamientos más cohesionados e influyentes en la Historia de la
Filosofía. Sin duda muchos han sido (somos) los que nos hemos sentido atraídos por
el ideal de vida estoico. Desde su discípulo Cleantes de Asos (332-231 a.C.) o Crisipo
de Soles (280-206 a.C.), sin olvidarnos de Panecio de Rodas o Posidonio de Apamea
(siglos I y II a.C.), hasta llegar a Epícteto o el propio emperador Marco Aurelio
(siglos I y II d.C.). Por eso este mes de diciembre nuestra lectura y comentarios se centrarán en los soliloquios Para sí mismo (Las
Meditaciones) de Marco Aurelio. A continuación os transcribo uno de los textos
que he seleccionado y con él las primeras líneas de debate:
-
Naturaleza/Razón/Virtud
-
Ley
divina, ¿eterna e inmutable?
-
Ataraxia o imperturbabilidad
frente al destino
-
Divinidad/Destino
(heimarméne/fatum)
-
Libertad/Sabiduría.
"Ni
es meritorio transpirar como las plantas, ni respirar como el ganado y las
fieras, ni ser impresionado por la imaginación, ni ser movido como una
marioneta por los impulsos, ni agruparse como rebaños, ni alimentarse; pues eso
es semejante a la evacuación de las sobras de la comida. ¿Qué vale la pena,
entonces? ¿Ser aplaudido? No. Por consiguiente, tampoco ser aplaudido por
golpeteo de lenguas, que las alabanzas del vulgo son golpeteo de lenguas. Por
tanto, has renunciado también a la vanagloria. ¿Qué queda digno de estima?
Opino que el moverse y mantenerse de acuerdo con la propia constitución, fin al
que conducen las ocupaciones y las artes. Porque todo arte apunta a este
objetivo, a que la cosa constituida sea adecuada a la obra que ha motivado su
constitución. Y tanto el hombre que se ocupa del cultivo de la vid, como el
domador de potros, y el que amaestra perros, persiguen este resultado. ¿Y a qué
objetivo tienden con ahínco los métodos de educación y enseñanza? A la vista
está, pues, lo que es digno de estima. Y si en eso tienes éxito, ninguna otra
cosa te preocupará. ¿Y no cesarás de estimar otras muchas cosas? Entonces ni
serás libre, ni te bastarás a ti mismo, ni estarás exento de pasiones. Será
necesario que envidies, tengas celos, receles de quienes pueden quitarte
aquellos bienes, y tendrás necesidad de conspirar contra los que tienen lo que
tú estimas. En suma, forzosamente la persona falta de alguno de aquellos bienes
estará turbada y además censurará muchas veces a los dioses. Mas el respeto y
la estima a tu propio pensamiento harán de ti un hombre satisfecho contigo
mismo, perfectamente adaptado a los que conviven a tu lado y concordante con
los dioses, esto es, un hombre que ensalza cuanto aquellos reparten y han
asignado."
Neque
quod perspiramur, ut stirpes, aestimatione dignum est, neque quod respiramus,
ut pecudes et belluae, neque quod species rerum per visa nobis imprimuntur,
neque quod agendi impetu huc illuc rapimur, neque quod congregamur et nutrimur:
hoc enim perinde est atque alimenti quod supertluum est excernere. Quid igitur est, quod aestimatione dignum sit? Num
plausu excipi? Nequaquam. Itaque nec linguarum plausu excipi: multitudinis enim
laus quid aliud est, nisi linguarum strepitus? Sustulisti igitur gloriolam
quoque; quid restat, quod aestimatione dignum sit? Hoc opinor, secundum
propriam constitutionem et moveri et motum sistere, quo etiam et studia et
artes ducunt. Nam etiam omnis ars id spectat, ut id, quod paratur aptum sit ad
opus, ad quod paratur: et vinitor, qui vites colit, et qui equos domat et qui
canes huic studet operi. Puerorum educatio et disciplina aliquem finem consequi
student; ibi igitur id, quod aestimatione dignum est; quod si bene habuerit,
nihil ceterorum tibi comparare studebis. Non desines multa alia aestimare?
Itaque nec liber eris, nec tibi sufficiens, neque animi perturbationibus
vacuus. Non enim fieri potest, quin invideas aemuleris eosque suspectos habeas,
qui illis te privare sint, et insidias struas iis, qui id, quod a te tanti
aestimatur, possident. Omnino necesse est te perturbari, si qua illarum rerum
indigeas, praeterea saepe de diis conqueri; sed propriae mentis verecundia et
honor et te tibi gratum reddet et sociis commodum et diis consentientem, hoc
est, quaecunque attribuunt et constituunt, laudibus celebrantem.
Marci
Antonini Imperatoris,
Commentariorum,
quos ipse sibi scripsit, Liber Sextus
"Οὔτε τὸ
διαπνεῖσθαι ὡς τὰ φυτὰ
τίμιον οὔτε τὸ ἀναπνεῖν ὡς τὰ
βοσκήματα καὶ
τὰ θηρία οὔτε τὸ
τυποῦσθαι κατὰ φαντασίαν οὔτε τὸ νευροσπαστεῖσθαι καθ ὁρμὴν οὔτε τὸ συναγελάζεσθαι οὔτε τὸ
τρέφεσθαι˙
τοῦτο γὰρ ὅμοιον τῷ ἀποκρίνειν τὰ
περιττώματα τῆς τροφῆς. τί οὖν τίμιον; τὸ κροτεῖσθαι; οὐχί. οὐκοῦν οὐδὲ τὸ ὑπὸ
γλωσσῶν κροτεῖσθαι˙ αἱ
γὰρ παρὰ
τῶν πολλῶν εὐφημίαι κρότος γλωσσῶν. ἀφῆκας οὖν καὶ τὸ δοξάριον˙ τί καταλείπεται τίμιον; δοκῶ μὲν τὸ κατὰ
τὴν ἰδίαν κατασκευὴν κινεῖσθαι καὶ
ἴσχεσθαι,
ἐφ ὃ
καὶ αἱ ἐπιμέλειαι ἄγουσι καὶ αἱ
τέχναι˙
(ἥ τε γὰρ τέχνη πᾶσα τούτου στοχάζεται, ἵνα τὸ κατασκευασθὲν ἐπιτηδείως ἔχῃ
πρὸς τὸ
ἔργον
πρὸς ὃ
κατεσκεύασται˙ ὅ τε φυτουργὸς
‹καὶ› ὁ ἐπιμελούμενος τῆς ἀμπέλου, καὶ
ὁ πωλοδάμνης καὶ ὁ τοῦ
κυνὸς ἐπιμελούμενος τοῦτο ζητεῖ.) αἱ
δὲ παιδαγωγίαι, αἱ δὲ διδασκαλίαι ἐπὶ
τί σπεύδουσιν; ὧδε οὖν τὸ τίμιον˙ καὶ τοῦτο μὲν ἂν εὖ
ἔχῃ, οὐδὲν τῶν ἄλλων περιποιήσεις ἑαυτῷ.
οὐ παύσῃ καὶ
ἄλλα πολλὰ
τιμῶν;
οὔτ οὖν ἐλεύθερος ἔσῃ οὔτε αὐτάρκης οὔτε ἀπαθής˙ ἀνάγκη γὰρ φθονεῖν, ζηλοτυπεῖν, ὑφορᾶσθαι τοὺς ἀφελέσθαι ἐκεῖνα δυναμένους, ἐπιβουλεύειν τοῖς ἔχουσι τὸ τιμώμενον ὑπὸ σοῦ˙
ὅλως πεφύρθαι ἀνάγκη τὸν ἐκείνων τινὸς
ἐνδεῆ, προσέτι δὲ πολλὰ
καὶ τοῖς θεοῖς μέμφεσθαι. ἡ
δὲ τῆς ἰδίας διανοίας αἰδὼς καὶ τιμὴ
σεαυτῷ τε ἀρεστόν σε ποιήσει καὶ τοῖς κοινωνοῖς εὐάρμοστον καὶ
τοῖς θεοῖς σύμφωνον, τουτέστιν ἐπαινοῦντα ὅσα ἐκεῖνοι διανέμουσι καὶ διατετάχασιν."
Μάρκος Αὐρήλιος Ἀντωνῖνος, Τὰ
εἰς ἑαυτόν
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