© Amelia G. Suárez
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Una fotografía como una mirada en el espejo nos
devuelve una imagen, pero ese rostro ¿acaso es una visión onírica, tal vez Narciso
contemplándose en el agua o la necesidad de comprobar que de verdad existimos?
¿A quién vemos tras el speculum?
¿Farsa o realidad?
Soy yo y también otra; miro y me mira. El eco de los que me precedieron como un
día yo también seré el espejo de los que me siguen. Una imagen a veces
distorsionada, una trampa, una ilusión siempre vencida por el espacio y el
tiempo, invulnerable inquisidor.
EL INQUISIDOR (ante
el espejo)
No
sé qué miro en este
fijo
rostro de vidrio,
pálido
entre las luces
finales,
y aún despierto.
¿O
es mi sueño en lo oscuro?
Superficie
de agua,
cristal
que no transcurre,
como
un ojo que ha muerto
mas
devuelve una imagen.
Rostro
vítreo, sin meta,
una
copia de engaños,
alma,
espejo o mi nombre
sobre
unos labios mudos.
(Vicente Aleixandre, Diálogos del conocimiento)
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