Por PEDRO OLALLA
Esta vez, no me limitaré a exponer de nuevo la
opinión de que uno de los objetivos primordiales de este terrorismo financiero
disfrazado de "crisis" es que las riquezas nacionales pasen a bajo
precio a manos de las grandes fortunas; esta vez, voy a poner un ejemplo.
Advierto que puede –y debe– herir la sensibilidad del ciudadano.
Hace algo más de dieciséis años, en diciembre de 1995, el gobierno griego
transfirió a la empresa TVX Hellas los derechos de explotación de las minas de
oro y otros metales de la región de Casandra, en Calcídica (Macedonia, Grecia).
La reacción de los habitantes de la zona, ante la perspectiva de ver su tierra
devastada por el cianuro y vendida a intereses privados extranjeros, no se hizo
esperar: apelaron al Tribunal Supremo solicitando la supresión de las obras,
montaron guardia en la zona veinticuatro horas al día y fueron gaseados y
desalojados repetidamente por efectivos de la policía y del ejército que
acordonaban la zona. Seis años después, el Tribunal Supremo admite el recurso
ciudadano; el 9 de diciembre de ese mismo año, un accidente en las
explotaciones de Stratoni provoca una fuga de residuos tóxicos al mar, a
resultas de lo cual, cinco meses más tarde, la empresa explotadora se declara
en quiebra.
Pasados seis meses, en una extraña maniobra, el gobierno griego acepta la quiebra de TVX Hellas (6/12/2003), renunciando así al cobro de impuestos y forzando a los 472 trabajadores despedidos a aceptar la renuncia a sus honorarios pendientes. Seis días más tarde (12/12/2003), revoca la declaración de quiebra para poder comprar de la empresa los derechos de explotación. Los adquiere por la ridícula suma de 11 millones de euros, y, en cuestión de horas, se los revende por el mismo precio a Hellas Gold, compañía fundada dos días antes, sin mediar concurso público y exonerando a la nueva propietaria de toda responsabilidad sobre los daños ecológicos provocados por TVX Hellas. Una compraventa muy oscura sin ningún beneficio para el erario público. Ninguno, porque el contrato deja claro que la riqueza mineral pertenece en exclusiva a la compañía que la extrae (Ley 3220/2004 ΦΕΚ 15A / 28.01.04). Detrás de la flamante Hellas Gold, está la compañía griega Hellaktor, con la parte del ratón, y el grupo European Goldfields, controlado por Goldman Sachs, con la parte del león.
Por 11 millones de euros, estos "inversores" compraron al Estado –y al pueblo– griego: 317.000 hectáreas para la explotación minera de oro, plata, cobre, zinc y otros metales; 40 hectáreas de instalaciones industriales; 11 hectáreas de suelo urbano; 2.500 de suelo rural; 270.000 toneladas de concentrado de argiropirita (del que pueden extraerse 250.000 onzas de oro) y otros bienes más, largos de enumerar. Si, en octubre del año pasado, Qatar Holding se disponía a adquirir el 9% de las acciones de la compañía por el módico precio de 175 millones de euros, hay que suponer que el 100% de las acciones de aquella "ganga" adquirida a los griegos por 11 millones de euros vale ahora casi 2.000 millones. Más de uno se habrá hecho de oro.
Comprar en tiempos de crisis es un gran negocio. Por eso ahora, habiendo puesto a Grecia con el agua al cuello mediante el terrorismo financiero y la connivencia política, es hora de comprar. Así, con la llegada de la primavera (29/3/2012), el gobierno del "tecnócrata" Papadimos cedió 4.100 hectáreas de zona forestal en la misma región a Hellas Gold para empezar a extraer oro. El 5% de la empresa pertenece actualmente a Hellaktor (vía Aktor) y el 95% a la multinacional canadiense Eldorado Gold. Sus principales accionistas son Fidelity, Market Vectors y la famosa Vanguard, uno de los tres mayores inversores del planeta.
Una pregunta para terminar: ¿cómo es posible que un gobierno venda por 11 millones un bien común que ahora –antes incluso de su explotación sistemática– ya vale 2.000 y no se investigue ni se pidan responsabilidades?
Pasados seis meses, en una extraña maniobra, el gobierno griego acepta la quiebra de TVX Hellas (6/12/2003), renunciando así al cobro de impuestos y forzando a los 472 trabajadores despedidos a aceptar la renuncia a sus honorarios pendientes. Seis días más tarde (12/12/2003), revoca la declaración de quiebra para poder comprar de la empresa los derechos de explotación. Los adquiere por la ridícula suma de 11 millones de euros, y, en cuestión de horas, se los revende por el mismo precio a Hellas Gold, compañía fundada dos días antes, sin mediar concurso público y exonerando a la nueva propietaria de toda responsabilidad sobre los daños ecológicos provocados por TVX Hellas. Una compraventa muy oscura sin ningún beneficio para el erario público. Ninguno, porque el contrato deja claro que la riqueza mineral pertenece en exclusiva a la compañía que la extrae (Ley 3220/2004 ΦΕΚ 15A / 28.01.04). Detrás de la flamante Hellas Gold, está la compañía griega Hellaktor, con la parte del ratón, y el grupo European Goldfields, controlado por Goldman Sachs, con la parte del león.
Por 11 millones de euros, estos "inversores" compraron al Estado –y al pueblo– griego: 317.000 hectáreas para la explotación minera de oro, plata, cobre, zinc y otros metales; 40 hectáreas de instalaciones industriales; 11 hectáreas de suelo urbano; 2.500 de suelo rural; 270.000 toneladas de concentrado de argiropirita (del que pueden extraerse 250.000 onzas de oro) y otros bienes más, largos de enumerar. Si, en octubre del año pasado, Qatar Holding se disponía a adquirir el 9% de las acciones de la compañía por el módico precio de 175 millones de euros, hay que suponer que el 100% de las acciones de aquella "ganga" adquirida a los griegos por 11 millones de euros vale ahora casi 2.000 millones. Más de uno se habrá hecho de oro.
Comprar en tiempos de crisis es un gran negocio. Por eso ahora, habiendo puesto a Grecia con el agua al cuello mediante el terrorismo financiero y la connivencia política, es hora de comprar. Así, con la llegada de la primavera (29/3/2012), el gobierno del "tecnócrata" Papadimos cedió 4.100 hectáreas de zona forestal en la misma región a Hellas Gold para empezar a extraer oro. El 5% de la empresa pertenece actualmente a Hellaktor (vía Aktor) y el 95% a la multinacional canadiense Eldorado Gold. Sus principales accionistas son Fidelity, Market Vectors y la famosa Vanguard, uno de los tres mayores inversores del planeta.
Una pregunta para terminar: ¿cómo es posible que un gobierno venda por 11 millones un bien común que ahora –antes incluso de su explotación sistemática– ya vale 2.000 y no se investigue ni se pidan responsabilidades?