sábado, 31 de marzo de 2012

JOSÉ HIERRO




Decía José Hierro: “…En general, mi poesía es seca y desnuda, pobre de imágenes. La palabra cotidiana, cargada de sentido, es la que prefiero. Para mí, el poema ha de ser tan liso y claro como un espejo ante el que se sitúa el lector. Del lado de allá está el poeta, al que el lector ve cuando cree que se está mirando a sí mismo. Me importa que un poema mío sea recordado por el lector no como poema, sino como un momento de su propia vida,…”
Quizá por eso yo siempre vuelvo a la poesía de José Hierro.


OTRA VEZ HAN VUELTO A APAGARSE
los astros que me iluminaban.
Otra vez la sombra se cierne
sobre la tierra, el cielo, el agua.
Recorro a ciegas los caminos
que conducían a tu alma.
Para romper el alto muro
ya no viene la madrugada.

No te enseñaron bien los nombres
de las cosas que tú nombrabas.
No te enseñaron bien los nombres,
y ahora no puedo yo hacer nada.
Ahora no puedo (se borraron
los caminos) hacer yo nada.

Dices “amor”, dices “eterno”.
Mas no conoces las palabras.
No te enseñaron bien los nombres
con que todo se concretara.
Te desearon, te dijeron
que era el amor el que reinaba.
Por robarte el cuerpo mintieron,
robándote primero el alma.

Dices “amor”, dices “recuerdo”.
(Lo dices, aunque te lo callas.)
No te enseñaron bien los nombres
de las cosas que tú nombrabas.
Tú no sabes que el hielo es hielo,
y la llama, llama.
Fuiste el ensueño de alguien, pero
aquel soñador no soñaba.
Un ensueño sin soñador
es tener sin su cuerpo el alma.
Como rumor de mar remoto,
pero mar que no tiene agua.
Como una melodía inmensa,
errante, sin cuerda ni flauta.

Dices “amor”, “eterno”; así
te restituyes a tu patria.
Pero tu patria no ha existido,
como ya no existe el mañana.
Y cómo entrar, pasar, ganarte
en esa desnudez fantástica.
Seguir contigo siempre, como
si no recordaras.

Es mejor no pensar, seguir
a donde nos lleven las aguas.



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