Hace unos días conversando con unos amigos surgió el tema de la publicidad (que nos rodea por todos lados) y su influencia en nuestras vidas. Y me entró la curiosidad, ¿cuándo y de dónde parte este modo de persuadir al público para que se interese y compre un determinado producto?
Pues bien, parece ser que debemos volver nuestra vista al pasado y en concreto al antiguo Egipto. Son varios los autores que consideran como primer mensaje “publicitario” un papiro egipcio encontrado en Tebas (se conserva actualmente en el Museo Británico). En este documento leemos:"Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, éste invita a todos los buenos ciudadano de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de complexión robusta y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien dé información a cerca de su paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejen las más bellas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de oro".Resulta evidente que la frase destacada es una manera elemental de hacer publicidad. Pero profundizando un poco más en el tema (y dejando a un lado la diferencia entre propaganda y publicidad), llegamos ¡cómo no! a Grecia y Roma, donde descubrimos reclamos publicitarios tanto orales como escritos.En cuanto a la publicidad escrita nos encontramos en entorno al año 480 a. C. con los primeros soportes de propaganda, eran los axones o postes de piedra o madera pintados de blanco en los que se inscribían los comunicados de los gobernantes, por ejemplo el código de leyes impuesto por Solón (arconte ateniense que promovió una ley de amnistía anulando las deudas a los campesinos, prohibiendo los contratos que reducían la libertad personal, limitando las propiedades y privilegios de la aristocracia), tras la terrible desolación que sufrieron los atenienses a consecuencia de las Guerras Médicas.
En la misma época nos encontramos en el mundo griego otra variedad de “cartel” o “publicidad exterior” donde se anotaban diferentes comunicados, me refiero a los Kyrbos (columnas cilíndricas de madera). Más tarde en Roma aparecieron los alba (tablones de anuncios permanentes ) y los libelli ( papiros que se adosaban a los muros y cumplían, en cierta forma, la función actual de los pasquines publicitarios). Por tanto ambos soportes se utilizaban fundamentalmente para fijar en ellos los avisos oficiales, pero también recogían anuncios varios como la venta de esclavos, alquileres de casas, etc.
Asimismo en Grecia existía otro modo de dar a conocer los mensajes públicos (políticos, religiosos, etc.) y también los comerciales, se hacía a través del heraldo o Kérux que constituía un excelente reclamo oral de publicidad. Igualmente en Roma encontramos el señuelo publicitario en su vertiente oral con la presencia del praeco o pregonero que divulgaba, previo encargo del comerciante, las excelencias del producto en cuestión.
Este modo de publicidad se extiende a través de los siglos hasta que en la Edad Media aparece una nueva técnica de divulgación que consistía en grabar los manuscritos en planchas de madera, lo que permitía obtener, tras entintarlas, cierto número de reproducciones en pergamino. Éstas se fijaban a la entrada de las iglesias, en las plazas, etc. para difundir la información a las gentes del lugar.
Este sistema publicitario permanece hasta que el alemán Johannes Gutenberg crea ese gran invento que revolucionará el mundo de la comunicación: la imprenta.
Asimismo en Grecia existía otro modo de dar a conocer los mensajes públicos (políticos, religiosos, etc.) y también los comerciales, se hacía a través del heraldo o Kérux que constituía un excelente reclamo oral de publicidad. Igualmente en Roma encontramos el señuelo publicitario en su vertiente oral con la presencia del praeco o pregonero que divulgaba, previo encargo del comerciante, las excelencias del producto en cuestión.
Este modo de publicidad se extiende a través de los siglos hasta que en la Edad Media aparece una nueva técnica de divulgación que consistía en grabar los manuscritos en planchas de madera, lo que permitía obtener, tras entintarlas, cierto número de reproducciones en pergamino. Éstas se fijaban a la entrada de las iglesias, en las plazas, etc. para difundir la información a las gentes del lugar.
Este sistema publicitario permanece hasta que el alemán Johannes Gutenberg crea ese gran invento que revolucionará el mundo de la comunicación: la imprenta.
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